Feliz Día Internacional de la Mujer con violencia disfrazada de feminismo por TVE

Posted on 1 abril, 2014

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por CarrieCandice

Hoy damos la bienvenida al mes de abril, dejando atrás marzo, el mes donde se ha conmemorado el Día Internacional de la Mujer sin faltar barbaridades que nos han demostrado la violencia que ellas tienen que, aún, soportar día sí y día también.

Porque, queridas amigas y amigos, si no tuvimos suficiente con declaraciones machirulas como las versadas en programas como el de Ana Rosa, la tv movie que emitió la televisión pública para el 8 de marzo también fue la repanocha.

Y es que este 8 de marzo de 2014, TVE celebraba el Día Internacional de la Mujer regalándonos una peliculita sobre Concepción Arenal.

Se suele decir que con Concepción Arenal nace el feminismo en España, pues ésta se centró en la educación de las mujeres como algo prioritario para que pudieran tener, como mínimo, más opciones a la hora de elegir su futuro.

La tv movie se centró en el trabajo que realizó Arenal en mejorar las condiciones de las presas, muchas de ellas reclusas por delitos o faltas relacionadas con una profunda necesidad, como robar para poder alimentar a sus hijos/as. También se incluyeron otros personajes femeninos como varias asesinas. Tanto Arenal como la película trató a todas estas mujeres con un fuerte principio de justicia: de aquellos casos donde las mujeres habían sido encarceladas por los entonces llamados hurtos domésticos se desprendía cómo la desproporcionalidad de la pena (y de las condiciones en las que vivían en la cárcel) era patente, y en el caso de asesinas no se cuestionaba su impunidad, sino la necesidad de atención especializada en aquellos casos donde el asesinato estaba ligado a demencia. También se invitaba a reflexionar, aspecto sobre el cual giraba principalmente la película, acerca de lo importante de cumplir, al menos, con las más mínimas condiciones humanas en las cárceles.

Pero hay algo sobre lo que no incidía la película. O más bien, incidía en ella en todo lo contrario: el tratamiento de las violaciones por parte de los funcionarios sobre las presas. Desde prácticamente los primeros minutos de la tv movie, se nos presentó cómo un funcionario violaba frecuentemente a una presa. Ésta llegó a quedarse embarazada de él. No suficiente con tener que ser víctima de constantes violaciones y quedarse embarazada de su violador, su pareja -que la esperaba fuera- al descubrir de su hijo en una visita a la cárcel, decidió abandonarla. La mujer, frente a semejante panorama, terminó ahorcándose.

En este punto, no se le ocurrió otra cosa a esta maravillosa tv movie -especialmente emitida para el Día Internacional de la Mujer- que mostrarnos a un buenazo de funcionario, que lloraba desconsoladamente sujetando el cadáver de la mujer que acababa de ahorcarse. Un hombre, que al volver a su habitación continuaba llorando y dando puñetazos contra la pared como buen machirulo. Un hombre a quien Arenal no dudó en curarle la mano y, finalmente, como se explica al terminar la película, con los años acabó trabajando con Arenal en la imprenta que ella misma creó. Y chimpún. Ni un instante, ni una décima de segundo, ni tan siquiera milésima de la milésima para reflexionar acerca de estos atropellos. ¿Acaso nos tenemos que compadecer de un machirulo que de forma sistemática violaba a presas por el simple hecho de llorar cuando la ve ahorcada? Ahorcada por haber parido un hijo suyo, fruto de la violación a la que él la sometía día sí y día también. ¿Nos tenemos que tragar eso como película feminista? ¿Nos tenemos que tragar eso el día de la Mujer? ¿Nos tenemos que tragar eso en la televisión pública, pagada con nuestros impuestos?

Si la tv movie mostrara sin afán de crítica o reflexión un hombre que mata a otro hombre por el simple hecho de ser el otro negro, ¿pasaría igualmente desapercibido?

Apuesto a que no.

Alguien puede decir que la película lo muestra tal cual porque así fue: la chica se ahorcó, el machirulo lloró, Arenal lo compareció y el machirulo terminó trabajando en la imprenta de Arenal. Pero, ¿y qué? Ciertamente es lo más normal que ocurriese. Y digo normal, porque a finales de 1800 estaba más que normalizado que un hombre hiciese de una mujer lo que quisiese y  aquí no ha pasado nada.

Pero que entrados en 2014 aún estemos proyectando esos hechos sin crítica social y personal, perpetuando la normalización de los mismos, es más que vergonzoso. Es grave. Es un atentado.

Lo más irónico de todo es que la tv movie recoge una grandísima frase de Arenal, donde se dice que a veces las personas actuamos pensando que somos generosas cuando, en realidad, tan sólo somos justas.

Lo que no ve esta película es que, para actuar de esta forma, primero debemos ser conscientes de cuáles son las injusticias, de todas.

Esta tv movie muestra claramente la concepción pobre que se tiene de la lucha feminista. Por no decir, directamente, que peca de incultura. De hecho, que hayan tenido que buscar un contexto en la época de la catapúm lo corrobora. Es decir, agradezco mucho que visibilicen la figura olvidada de Arenal, pero montar una película que reivindica cómo de pobrecitas eran las mujeres que no tenían ni derecho para estudiar es filosofía de la barata, el mínimo esfuerzo que se puede hacer hoy en día por visibilizar el feminismo. Es centrarse en la existencia de que tan sólo ha existido -y lo peor de todo: existe- una lucha por la igualdad formal -tener los mismos derechos-.

En otras palabras, reivindicar en el 2014 derechos es lo más básico que se puede hacer. La lucha por la igualdad va mucho más allá: se deben visibilizar las violencias normalizadas, de lo contrario, ¿cómo vamos a pedir derechos? 

Pero es que en este caso tampoco era tan difícil porque: ¿aguantar que te violen no es una vulneración directa de nuestra integridad física y moral?

Estamos en el 2014 y ¿ni tan siquiera se visibiliza de forma justa y responsable la violencia que supone la máxima de las violencias sufridas por la mujer?

Concepción Arenal decía que cuando actuamos consecuentemente no estamos actuando generosamente, sino justamente. Pero, ¿cómo vamos a actuar justamente si ni tan siquiera sabemos ver las injusticias? Ni las microviolencias. Ni tan siquiera las violencias en toda regla. Y, encima, nos las camuflan.